un 14 de Febrero
Lo bonito que se pone tu pelo en verano cuando le pega directamente el sol. Lo despeinado cuando hace viento. Luego nunca vuelve a su sitio. Nunca sales de casa sin perfume. Dos gotas en el cuello, una en las muñecas. Tus ojos aunque brillan poco, cuando lo hacen son más bonitos que el cielo lleno de estrellas. Los lunares de tu cuerpo haciendo constelaciones. La cara que pones cuando ajustas tus gafas.
Y esa arruguita que se te marca cuando sonríes. Tu sonrisa perfectamente imperfecta. Tus manos sin ser tan suaves como las mías. Y aún así da gusto sujetarlas. Tu cintura no es de avispa, ¡ Y que bien! Prefiero jugar yo a picarte. y tirarme encima de ti mientras me llamas mi pequeña. Tus labios, esos con los que me besas y siento como si estuviera en una nube. Tus piernas, no es que sean demasiado altas y delgadas, pero son las que me enredan en tu cuerpo.
Te prometo hacerte volver a creer
Cuando nos entendamos, pero digamos algo diferente, prometo seguir intentando abrazar tus ideas, aunque ni siquiera me dejes abrazarte a ti.
Y, entonces, prometo mantener mis palabras: me quedo a tu lado, aunque me des la espalda. Todos tenemos días malos, pero cerca de ti una vida solo puede ser buena.
Prometo ir allá donde estés, aunque sea para darte un beso y volverme. Tanto da viajar cinco minutos o cinco días. Tus labios valen la alegría. Aunque, por favor, no te lo tomes como un reto. Del primer ejemplo ya te he demostrado que no miento.
Prometo desenfadarme suficientemente rápido como para que, cuando tú lo hagas, mi sonrisa ya te esté esperando.
Y no prometo dejar de beber cuando salgo con los míos. Yo te quiero conmigo tal cual eres y tú no pretendes cambiarme. Pero si a las seis de la mañana no sé ni el idioma en que hablo, prometo que el único número de teléfono que marcaré será el tuyo.
Y prometo entonces y siempre, echarte de menos aunque te tenga piel con piel. Porque si no te echaría de más, y créeme, ya sé lo que es perder a alguien a quien no debo perder.
Prometo tomarte las medidas del cuerpo entero en cuestión de besos y achuchones. Darte todo cuanto necesites para ni quedarme corta, ni agobiarte. Aunque te enfades mucho, por favor si un día me paso un poco y te doy de más, tampoco te extrañes.
Hago un punto y aparte para ese molesto beso en el oído que te deja sordo y te pone de mala leche. Hablamos de algo tan imposible como de que te enamores.
Para acabar, prometo que esto podría no ser la única que lo firmara. De hecho, podrías no ser el único a quien le dicen algo así. Pero sí te puedo prometer que hay palabras que no se le dicen a cualquiera.
Ahora todo está en tus manos
A pesar de tus pesares, te quiero.
.
Y esa arruguita que se te marca cuando sonríes. Tu sonrisa perfectamente imperfecta. Tus manos sin ser tan suaves como las mías. Y aún así da gusto sujetarlas. Tu cintura no es de avispa, ¡ Y que bien! Prefiero jugar yo a picarte. y tirarme encima de ti mientras me llamas mi pequeña. Tus labios, esos con los que me besas y siento como si estuviera en una nube. Tus piernas, no es que sean demasiado altas y delgadas, pero son las que me enredan en tu cuerpo.
Te prometo hacerte volver a creer
Cuando nos entendamos, pero digamos algo diferente, prometo seguir intentando abrazar tus ideas, aunque ni siquiera me dejes abrazarte a ti.
Y, entonces, prometo mantener mis palabras: me quedo a tu lado, aunque me des la espalda. Todos tenemos días malos, pero cerca de ti una vida solo puede ser buena.
Prometo ir allá donde estés, aunque sea para darte un beso y volverme. Tanto da viajar cinco minutos o cinco días. Tus labios valen la alegría. Aunque, por favor, no te lo tomes como un reto. Del primer ejemplo ya te he demostrado que no miento.
Prometo desenfadarme suficientemente rápido como para que, cuando tú lo hagas, mi sonrisa ya te esté esperando.
Y no prometo dejar de beber cuando salgo con los míos. Yo te quiero conmigo tal cual eres y tú no pretendes cambiarme. Pero si a las seis de la mañana no sé ni el idioma en que hablo, prometo que el único número de teléfono que marcaré será el tuyo.
Y prometo entonces y siempre, echarte de menos aunque te tenga piel con piel. Porque si no te echaría de más, y créeme, ya sé lo que es perder a alguien a quien no debo perder.
Prometo tomarte las medidas del cuerpo entero en cuestión de besos y achuchones. Darte todo cuanto necesites para ni quedarme corta, ni agobiarte. Aunque te enfades mucho, por favor si un día me paso un poco y te doy de más, tampoco te extrañes.
Hago un punto y aparte para ese molesto beso en el oído que te deja sordo y te pone de mala leche. Hablamos de algo tan imposible como de que te enamores.
Para acabar, prometo que esto podría no ser la única que lo firmara. De hecho, podrías no ser el único a quien le dicen algo así. Pero sí te puedo prometer que hay palabras que no se le dicen a cualquiera.
Ahora todo está en tus manos
A pesar de tus pesares, te quiero.
.
Comentarios
Publicar un comentario